Un encuentro singular donde la filosofía, música y vino se entrelazaron para dar la bienvenida a la segunda edición aumentada de Estupidez ilustrada
La noche del miércoles 3 de septiembre, las paredes de Casa Murciélago Mezcalería, en el corazón del barrio del Carmen, Coyoacán, fueron testigo de un encuentro singular donde la filosofía, la música y el vino se entrelazaron para dar la bienvenida a la segunda edición aumentada de Estupidez ilustrada, obra del escritor y filósofo Luis Alberto Ayala Blanco, publicada por Bonilla Artigas Editores.
El evento, anunciado como una “noche de filosofía, música y vino”, reunió a un público diverso: lectores, estudiantes, académicos y curiosos atraídos por la provocación del título. Lejos de una presentación convencional, la velada buscó sumergir a los asistentes en un diálogo vivo en torno a las ideas que atraviesan el libro.
Una mesa de voces críticas
La conversación estuvo guiada por el periodista y moderador Juan Luis Bonilla, y contó con la participación de dos figuras clave en el ámbito cultural:
- Gerardo Martínez Cristerna, escritor y crítico literario, fundador de la Fundación Ética Mundial de México, reconocido por su labor en la promoción del pensamiento crítico y el diálogo intercultural.
- Fernando Ayala Blanco, investigador, académico y ensayista, especialista en cine, filosofía y cultura, con una amplia trayectoria en el ámbito universitario y editorial.
Ambos ofrecieron lecturas distintas pero complementarias de la obra, situando Estupidez ilustrada como un texto provocador que, lejos de acomodarse en el canon de los ensayos tradicionales, se arriesga a confrontar certezas y a incomodar al lector.
El gesto provocador de escribir
Luis Alberto Ayala Blanco compartió con los asistentes el origen de esta edición: “Este libro surgió inesperadamente del hastío que me embarga cada vez que escribo o intento escribir. Considero pretencioso llamarme escritor, pero a pesar de sufrir la escritura, pocas cosas me producen tanto placer”.
Sus palabras arrancaron sonrisas cómplices en un público que, copa de vino en mano, reconocía en esa confesión la tensión entre dolor y gozo que late en cada acto creativo.
Una obra que incomoda y despierta
En sus páginas, Estupidez ilustrada reúne ensayos breves, aforismos y reflexiones que recorren un amplio abanico de temas: desde la política y la filosofía, hasta la música, el arte, el suicidio o la ironía de la vida cotidiana. En tono irreverente, Ayala Blanco cuestiona el conformismo intelectual y la corrección política, lo que convierte al libro en un ejercicio de resistencia frente a lo que él denomina “la pandemia de la estupidez más letal que cualquier virus”.
Los asistentes destacaron la capacidad del autor para incomodar sin caer en la amargura, para señalar las contradicciones del mundo actual sin perder la ironía que vuelve más digerible el golpe de sus palabras.
Filosofía acompañada de música
La velada no terminó con las palabras. Tal como se anunció, el público fue sorprendido con un ensamble musical en vivo, recordando que la filosofía no solo se piensa y se escribe: también se escucha, se baila y se comparte en comunidad. Esa integración de disciplinas le dio al evento un aire festivo y reflexivo a la vez, como un recordatorio de que el pensamiento crítico no está reñido con el gozo.
Un libro que interpela
Con esta nueva edición aumentada, Estupidez ilustrada se confirma como una obra inclasificable, incómoda y profundamente necesaria. Su autor no busca ofrecer respuestas cerradas, sino provocar preguntas, incomodar certezas y abrir grietas en los discursos establecidos.
Como bien apuntó uno de los presentadores: “Este libro no se limita a ser leído; exige ser discutido, confrontado y, sobre todo, vivido”.
La presentación de Estupidez ilustrada en Casa Murciélago no fue solo un evento literario: fue una celebración del pensamiento libre, un recordatorio de que la filosofía aún puede convocar, emocionar y desafiar. Entre copas de vino, acordes musicales y reflexiones intempestivas, la noche dejó claro que, en tiempos de uniformidad y ruido, pensar sigue siendo un acto de resistencia.
Fotografía: Cortesía Luis Alberto Ayala Blanco / Bonilla Artigas Editores
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